Lectio Divina - Eucaristía ofrenda de Cristo – ofrenda de la familia.

SUBSIDIO: LECTIO DIVINA
Eucaristía ofrenda de Cristo – ofrenda de la familia

Partimos de las líneas del V Congreso Eucarístico Nacional
Tema: “La Eucaristía: sacrificio de Cristo que salva el mundo”.
Lema: "Tomen y coman: mi cuerpo entregado por ustedes"

Finalidad de estos encuentros:
a) Unirse al propio sacrificio de Cristo en la Eucaristía y ofrecerse con él por medio de las oraciones y ritos, especialmente por la comunión con su cuerpo entregado y ofrecido.
b) Que la vida conyugal y familiar sea una ofrenda agradable a Dios, que se nutra y culmine en el sacrificio eucarístico

LA EUCARISTÍA OFRENDA DE CRISTO, 
ES TAMBIÉN EL SACRIFICIO Y  OFRENDA DEL MATRIMONIO Y  LA FAMILIA.

LECTIO DIVINA 
La lectio divina es una forma de orar con la Palabra de Dios, dándole la preeminencia al mismo Dios que nos habla. Se puede hacer individualmente, o entre varios. Si es comunitaria hay que cuidar que no se vuelva una reunión de estudio, sino que siga siendo oración. Los pasos ayudan a no irse para cualquier lado.
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Comenzamos orando. 
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(se puede comenzar simplemente con el Padrenuestro, o un salmo que hable sobre la Palabra de Dios. 
– salmo 118 es conocido como canto “Tu Palabra me da vida”; 
salmo 18 “Tu Palabra, Señor, es la verdad y la luz de mis ojos”).

Se puede invocar al Espíritu Santo:
Todos: VEN, ESPÍRITU SANTO, 
LLENA LOS CORAZONES DE TUS FIELES Y 
ENCIENDE EN ELLOS EL FUEGO DE TU AMOR.
1: Envía tu Espíritu y todo será creado.
T: Y RENOVARÁS LA FAZ DE LA TIERRA.
1: Oremos. Oh Dios que iluminaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos por el mismo Espíritu gustar lo que es recto y gozar siempre de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor.
T. AMÉN.
[se puede invocar a la Virgen con un avemaría o una jaculatoria]
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A continuación los pasos de la Lectio

1) LECTIO (comprender lo que dice el texto mismo, no lo que me dice a mí).
Rom  12,  1  Los exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcan sus cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será su culto razonable.  
2 Y no se acomoden al mundo presente, antes bien transfórmense mediante la renovación de su mente, 
de forma que puedan distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto.

El texto es muy rico y sintético, hay que detenerse palabra por palabra.

Cuerpo.
¿Qué significamos con el cuerpo? ¿sólo algo que tenemos? ¿lo que somos?
¿Qué valor le da la Santísima Trinidad al cuerpo y específicamente a nuestro cuerpo?
¿Qué significa ofrecer nuestros cuerpos?

A nosotros mismos (a veces traducen a ofrecerse)
Somos nuestro cuerpo (presencia ante los demás, trabajo, esfuerzo, sexualidad, comunicación). En realidad cuando decimos cuerpo estamos incluyendo el alma, porque el cuerpo es la materia ‘informada’ por el alma (lo otro sería un cadáver). Por eso el cuerpo somos nosotros, acentuando la expresión y realización ‘física’, pero es nuestra humanidad.

Víctima 
= es lo que se ofrece en sacrificio (entendido como sigue abajo = ofrecido a Dios)

Sacrificio 
= lo que se ofrece a Dios. Es Él quien nos concede lo que se apto, digno,agradable para ofrecérselo. Si Dios lo acepta se produce la reconciliación, el encuentro, la comunión con Él  [es distinto al uso común: ¡qué sacrificio! = lo que es dificultoso]

Viva
= significa que no ofrecemos a Dios cosas, sino a nosotros mismos (aquí expresad en nuestros cuerpos; es nuestra persona que se hace ofrenda a Dios). Es verdad que podemos también darnos mediante lo que poseemos, nuestros bienes, nuestro tiempo.

Santa 
= Pura, porque es consagrada por la sangre de Cristo y la efusión del Espíritu Santo, por los sacramentos. Esa santidad es también don de Dios

Agradable a Dios 
=  Dios nos concede que seamos y hagamos lo que le agrada, lo que realiza la comunión con Él. Lo que le agrada manifiesta una entrega también afectiva, filial, de comunión con Dios. Va más allá de la ley, del cumplir, para agradar.

Culto. 
=Culto en su sentido universal es el acto de reconocer a Dios, como principio y fin. Dar culto cristiano es reconocer agradecido que todo bien, procede del Padre por Cristo, que nos perdona y santifica por su Espíritu, que nos da la gracia de serle agradable, de ofrecernos, y de servir y amar al prójimo, como Cristo nos amó. 

Razonable.
=A veces traducen por espiritual, y está bien en cuanto somos cuerpos espirituales, es decir, conscientes, razonables, libres. Pero el texto dice textualmente logiqué = según el logos, es decir, razonable. El culto cristiano, que es en comunión con la obediencia de Cristo (agradable al Padre), es un culto en Espíritu y Verdad, en el Logos, Verbo, Palabra de Dios (el  Hijo) y el Espíritu Santo(Jn 4,23).
. Realiza en plenitud – aún a través de la cruz – el sentido del hombre. Lo más razonable es hacer la voluntad de Dios, reconocer su señorío, ponernos en manos del Padre y entregarnos a él, en todas las esferas de la vida.

Por eso, pide un discernimiento:
No acomodarse – o desacomodarse – del mundo presente, del pensamiento, la mentalidad según el querer humano, según la voluntad de los hombres, según lo que todos dicen y quieren, según nuestra propia mundanidad (en sentido de separado de Dios).
transfórmense mediante la renovación de su mente. Esto es la conversión que comienza por la mente (que no es sólo el pensar, es  el corazón, el alma). Esto es la metanoia, cambio de mentalidad, para pensar según Cristo y ofrecerse a sí mismo según Cristo, según su obediencia y entrega.
El Evangelio de la cruz de Cristo debe llegar a todo.
El resultado de esta metanoia, conversión de mente y de corazón nos permite distinguir, discernir, lo que la voluntad de Dios: lo bueno, lo que le agrada (más allá de la ley), lo perfecto. Jesús, siendo el Hijo, aprendiendo sufriendo a obedecer, a entregarse y llegó a la perfección, para ser causa de salvación eterna para cuantos le obedecen (He 5,8-9).

2) MEDITATIO (qué me dice el Señor a mí, a mi matrimonio, a mi familia hoy) Es  hablar con el Señor de su palabra y meditarla. Rumiar el texto para uno y en común.

¿Qué me dice a mí esta exhortación a vivir mi cuerpo, mi persona como ofrenda agradable a Dios?
¿Cómo puedo vivir como ofrenda agradable a Dios en mi vida cotidiana, matrimonial y familiar?
¿Qué valor tiene ser una sola carne en el matrimonio?
Un llamado a ofrecernos como matrimonio, como un solo cuerpo, a Dios.

¿Qué es vivir como sacrificio para Dios?
¿Buscamos el discernimiento – personal, matrimonial, familiar – para no seguir la mente del mundo y encontrar y elegir lo que agrada a Dios?

3) ORATIO  (¿Qué brota de mi corazón al encontrarme con el Señor el texto bíblico? Se abre un tiempo de oración.
Es tiempo de súplica, acción de gracias, bendición a Dios, ofrecimiento. 
No sólo pensar, sino rezar.
Podemos:
- Orar pidiendo ser una víctima, una ofrenda viva, santa y agradable a Dios. 
- Pedir y buscar el don del discernimiento personal, como matrimonio y/o como familia para encontrar con toda el alma y el corazón lo que Dios quiere de nosotros. 
La actitud cristiana se caracteriza por una transformación de la conciencia y de las actitudes de la persona humana, capaz de manifestar el valor del cuerpo y del sexo, según el designio originario de Dios.
- Pedir los dones del Espíritu, para crecer en las virtudes y tener la sabiduría para discernir cuál es la mentalidad mundana y cuál es la voluntad de Dios.
- Dar gracias a Dios por nuestros cuerpos. Como dice Juan Pablo II  en la Teología del Cuerpo “el cuerpo y sólo el cuerpo… es capaz de hacer visible, lo invisible, lo espiritual y lo divino”.

4) CONTEMPLATIO – ACTIO
¿Qué camino me muestra el texto bíblico como camino espiritual? ¿Qué acciones en ese camino?

Vemos qué cambiar, qué potenciar, que seguir viviendo y reforzando en el matrimonio y la vida familiar y qué  cambiar y mejorar. Este discernimiento  lo vivimos como fruto de la unión con el sacrificio y la ofrenda de Cristo actualizada en el sacrificio eucarístico.

De un modo especial miramos nuestra participación en el sacrificio eucarístico: cómo ofrecemos el sacrificio de Cristo y nos ofrecemos con  Él.
Unimos con el sacrificio de la Misa la entrega en el matrimonio, en la familia, en las responsabilidades de la vida que queremos entregarle a Dios.

Nos ayudan los textos del Concilio en la Constitución de Liturgia.
SC 11.”Para asegurar esta plena eficacia es necesario que los fieles se acerquen a la sagrada Liturgia con recta disposición de ánimo, pongan su alma en consonancia con su voz y colaboren con la gracia divina, para no recibirla en vano”.

SC 48. “la Iglesia, con solícito cuidado, procura que los cristianos no asistan a este misterio de fe como extraños y mudos espectadores, sino que comprendiéndolo bien a través de los ritos y oraciones, participen conscientes, piadosa y activamente en la acción sagrada, sean instruidos con la palabra de Dios, se fortalezcan en la mesa del Cuerpo del Señor, den gracias a Dios, aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer la hostia inmaculada no sólo por manos del sacerdote, sino juntamente con él, se perfeccionen día a día por Cristo mediador en la unión con Dios y entre sí, para que, finalmente, Dios sea todo en todos.

Nuestra participación culminante en la Misa es que:
Ofrezcamos a Cristo
Nos ofrezcamos a nosotros mismos
La unión entre la Misa y la vida nuestra se da en ese ofrecernos, nuestros cuerpos como hostia
 (=víctima = ofrenda sacrificial, para que pertenezca a Dios).
Como unir en actos la vida familiar, desde el sacrificio de la Misa, para que sea  ofrenda agradable a Dios, que una con Él.
También se puede preguntar que ‘formas’, ‘expresiones’, puede tener la oración en familia, que exprese que es una ofrenda a Dios, que continúa el sacrificio de la Misa y conduce a él.
Se puede invocar a la Virgen María, para que con Ella, nos unamos a la ofrenda de Cristo.
Nos preguntamos entonces: 
¿Cómo, desde el sacrificio de la Misa, unir la vida familiar y la ofrenda agradable a Dios, para crecer en comunión y en el hacer su voluntad?
¿Qué ‘formas’ o ‘expresiones’ puede tener la oración en familia, como ofrenda a Dios, que continúa el sacrificio de la Misa y conduce a Él?

Es bueno concluir con una oración explícita.
Se puede a modo de oración de los fieles, que cada uno proponga intenciones y todos oren diciendo Oh Señor, escucha y ten piedad [u otra oración]

[se puede invocar a Nuestra Señora, pidiéndole por los frutos de la lectio, saludándola con el avemaría u otra oración]
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Oremos. 
Señor y Dios nuestro Jesucristo, que nos dejaste en la Eucaristía el memorial perpetuo de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los misterios de tu cuerpo y de tu sangre que experimentemos sin cesar los frutos de tu redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. AMÉN.
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TEXTOS AUXILIARES
1Pe    2,  1 Rechacen, por tanto, toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias.  2 Como niños recién nacidos, deseen la leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcan para la salvación,  3 si es que han gustado que el Señor es bueno.   4 Acercándose a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios,  5 también ustedes, cual piedras vivas, entren en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo”.

Por el bautismo y la confirmación somos un pueblo sacerdotal, que puede presentarse por Cristo ante el Padre (por Cristo, con Él y en Él)  para ofrecerle el sacrificio de los labios (la alabanza), la ofrenda de nuestros cuerpos, de nuestros actos (= sacrificios aceptos a Dios Padre).
Son ‘espirituales’ porque los hacemos en el Espíritu Santo, movidos por Él, purificados por el Espíritu que nos ha hecho nacer en el bautismo, y con el que fuimos ungidos, consagrados en la Confirmación, para participar del sacrificio, el culto  perfecto al Padre, en la Misa y en el ofrecimiento con Cristo de nuestras ofrendas, nuestros sacrificios.

“No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia”. Romanos 6:13

“Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien”.Tito 2:14

“Y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios”. Efesios 5:2

“Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos  y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.” Jn 17, 21-23
LEMA DEL V CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL (con alguna explicación)

"Tomen y coman: mi cuerpo entregado por ustedes"
El lema del Congreso retoma las palabras de Jesús en la Última Cena. Son palabras que todos podemos recordar porque la Iglesia conserva su memoria viva en cada celebración  de la Misa.
El Congreso puede ayudarnos a ir al corazón de la fe en la Eucaristía, para desde allí profundizar en su misterio: conocerlo más, amarlo más y participar mejor en la celebración de la Misa. 

"Tomen y coman".  
"Jesús tomó los panes y después de dar gracias los repartió" (Jn 6,11). Es Jesús mismo que nos habla y su palabra tiene fuerza, porque Jesús habla con autoridad, porque Jesús se juega por aquello que dice. La Iglesia Madre nos alimenta con la Palabra y la Eucaristía. Para ello nos prepara, nos educa, nos purifica. 

"mi cuerpo". 
"El pan que les daré es mi carne para la vida del mundo"(Jn 6,51). Jesús no se limitó a dejarnos sólo una enseñanza, un ejemplo, o un símbolo. Él mismo quiso quedarse. Es su cuerpo, su presencia "real, verdadera, sustancial", es Jesús mismo a quien se nos invita a recibir con fe. A Él recibimos, a Él comemos para entrar en comunión con Él. La adoración eucarística nos ayuda a prepararnos y a prolongar la eucaristía en nuestra vida para que el sacrificio de Cristo siga dando fruto  en  nosotros.

"entregado" 
"Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida" (Jn 6,55) Desde toda la eternidad el Hijo se entrega al Padre. Jesús no puede estar presente de otra manera más que entregando la vida. Entregándose totalmente al Padre en sacrificio como lo hizo de una vez para siempre en la cruz. El sacrificio de Cristo en la cruz se hace actual y presente en cada misa. El Espíritu Santo va transformando nuestro corazón para que podamos unir nuestra vida de cada día, de un modo especial nuestros dolores, al sacrifico de Cristo para bien nuestro y de toda la humanidad.

"por ustedes"
"El que come de este pan vivirá para siempre" (Jn 6,58) Jesús se entrega al Padre en sacrificio por nosotros, es decir, para que nosotros, liberados de nuestros pecados, podamos entregarnos al Padre y participando del sacrificio de Cristo tengamos la vida eterna. El amor cristiano hecho servicio concreto  brota del sacrificio de la cruz y se une a él hasta el don de la propia vida.

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